Tuesday, December 14, 2010
Tuesday, March 3, 2009
La etica y la investigación en el trabajo

La cuestión de la ética en una investigación cualitativa.
Por Ricardo Reyna García
El dilema de la ética en la dinámica de la investigación lo atraviesa de principio a fin. Si nuestras acciones humanas dejan de considerar aspectos éticos, entonces nos ponemos en el límite de lo que la sociedad considera para su propio crecimiento, y no estamos lejos de transgredir los principios de convivencia armónica sana.
En primer lugar, el considerar que nuestro trabajo intenta alcanzar un fin noble, como lo es una evaluación de las acciones emprendidas para el bien de los que integran o son parte de una empresa con un objetivo laboral, la pregunta que surge es, ¿cómo llamar a nuestro estudio realmente científico?. El primer dilema ético es ver si lo que es fruto de nuestro trabajo tendrá la categoría de científico, si lo es porque nosotros decimos, o porque en realidad está considerando las metodologías científicas ya conocidas.
Pareciera que la ética da pasos extraños en relación con la ciencia. Un ejemplo concreto, es que recordemos las prácticas científicas en donde el diseño de armas sofisticadas, fruto del ingenio y la misma inteligencia del hombre aplicada mediante un método científico, consigue un bien inútil para la humanidad. Ahora pensemos de manera inversa el caso Galileo, en donde la ciencia sobrepasó los límites conocidos de la ética. En primer lugar, está conocer que es ética y que es verdaderamente la ciencia. Para bien de la humanidad, un principio ideal es que vayan siempre de la mano.
Hoy nos encontramos en un escenario agitado, en donde lo que se creyó científico, deja de serlo al dar pasos agigantados en relación a descubrimientos supuestamente científicos. La ciencia médica tan respetada, expone algo y a los cinco años la misma ciencia ética refiere que ese bien descubierto ha venido en perjuicio de los mismos o más a los que les dio un beneficio. Por otra parte, la ciencia se abre para pensar una metodología cualitativa para escenarios inaccesibles para los métodos tradicionales científicos, puestos en boga a mediados del siglo XIX.
Pero mirando de frente la condición del escenario que tenemos enfrente, creo que nos compete ante todo la neutralidad. Optamos por tener mayor comprensión de un escenario laboral, en donde las fuerzas tienden a la calidad y la competitividad. Encontramos un escenario donde la informática se presenta como un mejor aliado del hombre. En ocasiones, para muchos puede ser más atractivo interactuar con una computadora que con un ser humano.
Encontramos que los directivos de las corporaciones transnacionales encuentran un valor en la uniformidad. Los mismos objetivos se deben perseguir en un país y en otro. Los empleados deben ser el mismo, en cuanto a identidad y labor, en distintas ciudades. En esa búsqueda de uniformidad, para conseguir los bienes contemplados o esperados, se opta por una formación única. Ahora bien, la pregunta que surge es , ¿se consideró al hombre antes de presentarle esa alternativa? El hombre hizo a la empresa, la empresa dirige a los hombres, la empresa termina estando por encima de los hombres. ¿Puede importar el bien de la empresa y no el bien de los hombres?
La educación como un valor humano, en donde además de condicionantes, existen la racionalidad, afectividad, libertad y otras cualidades propiamente humanas, entra en choque con ese deseo de encontrar en la tecnología, el camino apropiado para encontrarse consigo mismo, poniendo en la fuerza laboral todo lo que su condición humana puede. No podrá y se resistirá siempre a trabajar para la máquina. Encontrará alivio en que la máquina esté al servicio del hombre.
Por lo anterior, el diseño de cursos a distancia utilizando las tecnologías de la información, según un modelo ético humano, deberán tener los espacios para que el hombre considere la educación por estos medios, un encuentro reflejo de su propia condición humana y además de encuentro con los otros seres humanos.
Un curso diseñado para que los empleados se introduzcan a la dinámica laboral, utilizando las tecnologías de la información, no puede considerarse que falte a la ética. Sin embargo, lo que si se puede hacer y en relación a la ética, es descubrir que existe en esos hombres que los hace receptores abiertos a una diseño de capacitación no tradicional. Sabiendo que el hombre aunque dependiente de las tecnologías de la información, por ejemplo vía celular, pueda también involucrar la formación laboral por un camino no tradicional. Pensemos por otro lado en lo que significa para la empresa en ahorros a corto y largo plazo, la capacitación. Si estamos supliendo la consideración de lo humano para el trabajo y los posibles ahorros para la empresa a largo plazo. En la medida que los hombres se conciben como solamente fuerza laboral para la empresa y la empresa se los da a conocer, entonces la cuestión ética emerge como un punto focal.
Ahora bien, dejando de lado las cuestiones laterales y siempre presentes en la sociedad en cuanto a los valores de la fuerza de trabajo y los antivalores de la mala remuneración. Estamos también analizando si lo que queremos hacer, no parte de una idea preconcebida de que el curso es o no la mejor manera de capacitación laboral en ésta empresa.
Pensando los valores de la neutralidad en la expresión, sabemos que la investigación cualitativa se interesa más por una aproximación plena a los sujetos, pero jamás tratando que los sujetos se aproximen a nosotros. Es fácil para el investigador, hacer que el entrevistado responda lo que nosotros queremos escuchar. Todo estriba a veces en la forma como nosotros hacemos la entrevista o los modos como la realizamos. Cierto que todo ser humano, al final asume una posición, pero es uno de los propósitos del dinamismo de investigación ético, el tener siempre sed de más conocimiento. La investigación cualitativa, en éste sentido es infatigable frente a la aproximación a los sujetos de su estudio.
Creo pues ahora, como consideración ética principal, la neutralidad del investigador en la aproximación a los empleados de la empresa y su neutralidad en la forma como podamos presentar los resultados de nuestras observaciones y entrevistas.
Para lograr este cometido, debemos poner los procesos y los resultados a la evaluación de un experto ajeno a nuestro equipo de trabajo. De ese modo podremos tener ciertas consideraciones que pueden rectificar los modos y en determinado caso pedirnos suspender la investigación. (Gonzalez Avila, 2009)
Nota. El autor de éste artículo estudió en un seminario católico y está fuertemente influenciado de la filosofía aristotélico-tomista con la doctrina social de la Iglesia católica romana.
Referencia
Tomado de OEI.ES.ORG. Recuperado el 20 de febrero de 2009 en htttp: www.oei.es/salactsi/mgonzalezs.htm
Por Ricardo Reyna García
El dilema de la ética en la dinámica de la investigación lo atraviesa de principio a fin. Si nuestras acciones humanas dejan de considerar aspectos éticos, entonces nos ponemos en el límite de lo que la sociedad considera para su propio crecimiento, y no estamos lejos de transgredir los principios de convivencia armónica sana.
En primer lugar, el considerar que nuestro trabajo intenta alcanzar un fin noble, como lo es una evaluación de las acciones emprendidas para el bien de los que integran o son parte de una empresa con un objetivo laboral, la pregunta que surge es, ¿cómo llamar a nuestro estudio realmente científico?. El primer dilema ético es ver si lo que es fruto de nuestro trabajo tendrá la categoría de científico, si lo es porque nosotros decimos, o porque en realidad está considerando las metodologías científicas ya conocidas.
Pareciera que la ética da pasos extraños en relación con la ciencia. Un ejemplo concreto, es que recordemos las prácticas científicas en donde el diseño de armas sofisticadas, fruto del ingenio y la misma inteligencia del hombre aplicada mediante un método científico, consigue un bien inútil para la humanidad. Ahora pensemos de manera inversa el caso Galileo, en donde la ciencia sobrepasó los límites conocidos de la ética. En primer lugar, está conocer que es ética y que es verdaderamente la ciencia. Para bien de la humanidad, un principio ideal es que vayan siempre de la mano.
Hoy nos encontramos en un escenario agitado, en donde lo que se creyó científico, deja de serlo al dar pasos agigantados en relación a descubrimientos supuestamente científicos. La ciencia médica tan respetada, expone algo y a los cinco años la misma ciencia ética refiere que ese bien descubierto ha venido en perjuicio de los mismos o más a los que les dio un beneficio. Por otra parte, la ciencia se abre para pensar una metodología cualitativa para escenarios inaccesibles para los métodos tradicionales científicos, puestos en boga a mediados del siglo XIX.
Pero mirando de frente la condición del escenario que tenemos enfrente, creo que nos compete ante todo la neutralidad. Optamos por tener mayor comprensión de un escenario laboral, en donde las fuerzas tienden a la calidad y la competitividad. Encontramos un escenario donde la informática se presenta como un mejor aliado del hombre. En ocasiones, para muchos puede ser más atractivo interactuar con una computadora que con un ser humano.
Encontramos que los directivos de las corporaciones transnacionales encuentran un valor en la uniformidad. Los mismos objetivos se deben perseguir en un país y en otro. Los empleados deben ser el mismo, en cuanto a identidad y labor, en distintas ciudades. En esa búsqueda de uniformidad, para conseguir los bienes contemplados o esperados, se opta por una formación única. Ahora bien, la pregunta que surge es , ¿se consideró al hombre antes de presentarle esa alternativa? El hombre hizo a la empresa, la empresa dirige a los hombres, la empresa termina estando por encima de los hombres. ¿Puede importar el bien de la empresa y no el bien de los hombres?
La educación como un valor humano, en donde además de condicionantes, existen la racionalidad, afectividad, libertad y otras cualidades propiamente humanas, entra en choque con ese deseo de encontrar en la tecnología, el camino apropiado para encontrarse consigo mismo, poniendo en la fuerza laboral todo lo que su condición humana puede. No podrá y se resistirá siempre a trabajar para la máquina. Encontrará alivio en que la máquina esté al servicio del hombre.
Por lo anterior, el diseño de cursos a distancia utilizando las tecnologías de la información, según un modelo ético humano, deberán tener los espacios para que el hombre considere la educación por estos medios, un encuentro reflejo de su propia condición humana y además de encuentro con los otros seres humanos.
Un curso diseñado para que los empleados se introduzcan a la dinámica laboral, utilizando las tecnologías de la información, no puede considerarse que falte a la ética. Sin embargo, lo que si se puede hacer y en relación a la ética, es descubrir que existe en esos hombres que los hace receptores abiertos a una diseño de capacitación no tradicional. Sabiendo que el hombre aunque dependiente de las tecnologías de la información, por ejemplo vía celular, pueda también involucrar la formación laboral por un camino no tradicional. Pensemos por otro lado en lo que significa para la empresa en ahorros a corto y largo plazo, la capacitación. Si estamos supliendo la consideración de lo humano para el trabajo y los posibles ahorros para la empresa a largo plazo. En la medida que los hombres se conciben como solamente fuerza laboral para la empresa y la empresa se los da a conocer, entonces la cuestión ética emerge como un punto focal.
Ahora bien, dejando de lado las cuestiones laterales y siempre presentes en la sociedad en cuanto a los valores de la fuerza de trabajo y los antivalores de la mala remuneración. Estamos también analizando si lo que queremos hacer, no parte de una idea preconcebida de que el curso es o no la mejor manera de capacitación laboral en ésta empresa.
Pensando los valores de la neutralidad en la expresión, sabemos que la investigación cualitativa se interesa más por una aproximación plena a los sujetos, pero jamás tratando que los sujetos se aproximen a nosotros. Es fácil para el investigador, hacer que el entrevistado responda lo que nosotros queremos escuchar. Todo estriba a veces en la forma como nosotros hacemos la entrevista o los modos como la realizamos. Cierto que todo ser humano, al final asume una posición, pero es uno de los propósitos del dinamismo de investigación ético, el tener siempre sed de más conocimiento. La investigación cualitativa, en éste sentido es infatigable frente a la aproximación a los sujetos de su estudio.
Creo pues ahora, como consideración ética principal, la neutralidad del investigador en la aproximación a los empleados de la empresa y su neutralidad en la forma como podamos presentar los resultados de nuestras observaciones y entrevistas.
Para lograr este cometido, debemos poner los procesos y los resultados a la evaluación de un experto ajeno a nuestro equipo de trabajo. De ese modo podremos tener ciertas consideraciones que pueden rectificar los modos y en determinado caso pedirnos suspender la investigación. (Gonzalez Avila, 2009)
Nota. El autor de éste artículo estudió en un seminario católico y está fuertemente influenciado de la filosofía aristotélico-tomista con la doctrina social de la Iglesia católica romana.
Referencia
Tomado de OEI.ES.ORG. Recuperado el 20 de febrero de 2009 en htttp: www.oei.es/salactsi/mgonzalezs.htm
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